lunes, 29 de noviembre de 2010

Efectos de la adopción gay según pscoanálisis, Parte X

 

Por: José A. Pérez Stuart

 Noviembre / 2010

 

 

 

El papel del varón en la familia actual y "el padre muerto"

 

A la luz, pues, de todo lo aquí expuesto, es evidente que el papel que juegan ambos padres en el proceso de identificación personal de los hijos es determinante en los efectos negativos que presenta la auténtica crisis del varón que hoy día se vive y está constituida, entre otros, por:

1.    El incremento de los divorcios.

2.    Las familias de carácter monoparental, ante la proliferación de hijos nacidos fuera del matrimonio.

3.    La llamada procreación asistida.

4.    La equiparación legalización de uniones entre homosexuales con el matrimonio.

5.    La proliferación de programas estatales de apoyo a las madres solteras.

En efecto, a la luz de estas cinco consideraciones, pareciera como si el varón ya no fuera necesario para la sociedad. La multiplicación de uniones lésbicas lo anulan como compañero, como esposo, como coengendrador; la procreación asistida, por ejemplo, evita todo contacto, todo vínculo con él; los divorcios operan como verdaderos duelos, pérdidas definitivas del hombre en el hogar, al igual que en el caso de la paternidad extrafamiliar.

Ahora bien,  esta crisis del varón promueve otra, más profunda aún, que es la crisis de la paternidad. Esta última adquiere mayores proporciones, por sus efectos negativos en los campos sociológico, jurídico, moral, ontológico, educativo y, por supuesto, psíquico.

 

En efecto, la diferenciación artificial que paulatinamente está tomando cartas de naturalización en la sociedad, entre procreación y paternidad, y que está mandando el mensaje a las nuevas generaciones en el sentido de que el padre ya no es necesario, de que el varón ya no es necesario, conduce a una pérdida definitiva de la figura paterna, por no decir que del varón en sí mismo.

 

Sin embargo, lo más profundo de todo ello es que se trata de una pérdida no solamente física, sino ontológica. Simple y llanamente –en un país como México, donde de acuerdo a las últimas cifras proporcionadas por el Censo general de Población, más del 50 por ciento de los hijos nacen fuera del matrimonio, de madres solteras–, el padre, el varón, tiene lista de ausente. No está. Falta.

 

La familia presenta, vive ese vacío, ese hueco, esa ausencia. Es así que, parafraseando a Winnicott (Winnicott, Donald, Realidad y Juego, 2007,

Gedisa, España, p. 40), diríamos que el niño nace con la imagen del padre muerto.

 

Esta ausencia tiene un enorme impacto pedagógico, pero igualmente un enorme costo psíquico en la adolescencia y la adultez de los hijos, que suelen presentar síntomas de angustia, sentimientos de soledad, de abandono, dado que para ellos lo constante, lo presente es, precisamente, lo ausente.

 

En otras palabras, lo que siempre les acompaña es el sentido de la falta, es decir, de que les falta algo, de que les falta alguien. Y si está ausente el padre, falta la necesaria identificación del hijo con él. Pero falta también la imagen esponsal y varonil que proyecta hacia la hija y que ésta requiere como modelo de lo que es el hombre, el padre, el esposo.

 

En un ambiente familiar de esta naturaleza, ¿puede resultar por lo tanto extraordinario la feminización de los jóvenes, por ejemplo? El crecimiento del homosexualismo entre los varones, ¿no resulta por lo tanto comprensible? ¿No es más el homosexualismo producto de una falta, de una carencia, que de una "elección"? ¿No es esta renuncia ontológica al ser propio más una patología que una "elección", que una "preferencia"?

 

Todo lo anotado, por tanto, parece conducir a la formulación de que la crisis de identidad sexual es consecuencia, producto, de una crisis ontológica de la identidad. Producto del rechazo al origen, a la raíz, a la paternidad mutua.

Y es lógico que como consecuencia de la pérdida del origen, se desfigure la identidad sexual, prolifere el homosexualismo y el individuo se desconozca y hasta se rechace como lo que es. Que renuncie a su identidad. La razón de fondo es que queda interna, psíquicamente fragmentada la unidad sustancial de la persona por la falta de patrones, de modelos, de vivencias.

McDougall cita a Secarelli, quien ha señalado que "el padre suele desempeñar un papel predominante en la infancia de las niñas que más tarde tratan de cambiar de sexo" (McDougall, op. Cit., p. 72), lo que confirma que no sólo requiere de la figura materna, sino igualmente la paterna, y que ambas juegan un papel que puede ser positivo o bien negativo, dependiendo de la conducta que asuman.

 

Más adelante, luego de exponer diversos casos, McDougall expone sus observaciones en torno a las raíces infantiles de la identidad sexual:

 

Hay una transmisión precoz de la madre a su bebé niña que provee los elementos básicos de la representación que la criatura se construirá de las relaciones sexuales y amorosas futuras; se transmite también la investidura libidinal del padre, de su esposa y del niño de ambos (34).

 

Tal y como se ha  advertido a lo largo de este breve repaso, los elementos familia e identidad, van de la mano. Son indisolubles. Cuando se produce el rompimiento entre ellos, el hijo, infante o adolescente, se desajusta.

 

Un impacto importante de tal desequilibrio es en el ámbito de la sexualidad, donde entra en crisis por la ausencia de referentes o bien, como lo hacía ver McDougall, por las malas referencias que del otro proporcionan, ya sea el padre o la madre.

 

 



domingo, 28 de noviembre de 2010

Efectos de la adopción gay, según el psicoanálisis. Parte IX

 

Por: José A. Pérez Stuart

Noviembre / 2010

 

 

III. Trascendencia de los dos padres en la identidad personal y la homosexualidad.

 

Parece quedar en claro, pues, que se nace siempre prematuro, esto es, que "el ser humano nace en total indigencia. Esta pobreza incluye también la identidad de género, lo que no sucede con los animales. Cuando el perro apenas es un cachorro ya funciona, perceptiva e instintivamente, como macho o hembra, según sea el caso, porque el instinto le marca y le hace funcionar.

 

 "A los dos años, un niño ignora si es varón o mujer. Esa identidad de género, indispensable para el ser humano, la aprenderá de quienes le rodeen en su infancia. Por eso el niño tiene el derecho —humano— a ser formado en una familia, y si no encuentra en quienes le han adoptado lo que por derecho le corresponde, no se cumple el primer principio de la justicia distributiva: dar a cada quien lo que le corresponde: el débitum, dicho con lenguaje jurídico" (Polaino, Aquilino).

 

Ciertamente lo ignora, pero como lo dice la doctora Obregón Madero, el niño ya ha introyectado inconscientemente una serie de actitudes y conductas que sabe que se esperan de él o de ella).

 

Como ha resaltado McDougall, papel destacado, insustituible, es el que juegan en el desarrollo del hijo los dos progenitores, que transmiten representaciones psíquicas inconscientes, dice, junto con el entorno.

 

Si partimos de esta aseveración, es evidente que llegamos a la conclusión de que cuando hay coherencia en la transmisión de representaciones del padre como auténtico varón y de la madre como auténtica mujer, se logra que el o los hijos desarrollen una plena identidad personal y una coherente identidad de género.

 

Es decir, una plena integridad como persona con su persona. El hijo, como persona que es, se siente, se sabe distinto, uno, único, irrepetible, sexuado. Hay una armónica unidad sustancial que le da confianza, seguridad, desde tierna edad.

Por el contrario, cuando no se produce una situación de esta envergadura, lo que se genera es una auténtica crisis ontológica de identidad, en la que se rechaza el propio ser, la identidad y el origen personal; y se llega a rechazar, por ejemplo, al padre, pero también a la madre.

 

Estas aseveraciones tienen plena concordancia con lo que McDougall admite, luego de su amplísima experiencia clínica y los viajes terapéuticos, como les llama, que ha tenido con sus decenas de pacientes:

 

Si el niño tiene desde su primera infancia progenitores que se aman, se desean y se respetan recíprocamente, y cuyas eventuales disensiones no son duraderas (lo que quiere decir que aprenden que la agresión no es peligrosa cuando el amor es más fuerte que el odio), él se inclinará a seguir el modelo parental en su vida adulta. La niña tratará de identificarse con la madre, no sólo en su maternidad sino también en sus relaciones amorosas y sexuales, y soñará con un hombre (a menudo la imagen del padre) que será algún día su amante, su marido y el padre de sus hijos (McDougall, Op. Cit. P. 37).

 

El papel de los dos padres es, queda en claro, fundamental. McDougall, bajo su particular perspectiva psicoanalítica, lo hace notar. Es así que en la conformación de la propia identidad, no todo está determinado por las atenciones prontas y cariñosas de una madre suficientemente buena, ni por un pecho exuberante, que genera sentido de plenitud en el bebé que de él succiona, sino por la acción conjunta de los progenitores. De ambos. McDougall se explaya así:

 

Además, la niña tiene necesidad de oír de la boca del padre que él valoriza su feminidad y que la madre es el objeto de su amor. Al mismo tiempo, la madre tiene que decirle que estima y respeta a su padre, y que también valoriza la feminidad de su hija, así como se estima a sí misma como mujer en su vida social y sexual.

En cambio, una niña que oye decir que todos los hombres son cerdos egoístas que se aprovechan de las mujeres, que las seducen con el fin de dominarlas mejor, tendrá seguramente dificultades para amar a los hombres y también para separarse de la madre.

 

Y si su padre "le enseña" que las mujeres son débiles, menos inteligentes y menos estimables que los varones, existen todas las probabilidades de que la niña tenga una imagen narcisista dañada de sí misma y de su sexo, y de que los hombres le susciten miedo, desconfianza, odio e incluso envidia destructiva (Idem p. 38).

 

 

 

 

Efectos de la adopción gay, según el psicoanálisis. Parte VIII

 

Por: José A. Pérez Stuart

Noviembre / 2010

 

De lo hasta aquí expuesto sobre esta visión psicoanalítica de la identidad sexual, se puede esquematizar lo siguiente:

 

1.    El niño descubre primeramente la alteridad, al otro.

2.    Posteriormente, posee anhelos bisexuales que le generan confusión.

3.    El descubrimiento –"igualmente traumático"—que hace de la diferencia sexual,no está vinculada a los "conflictos edípicos". Por el contrario, se produce con antelación a la supuesta aparición de esos conflictos que, de acuerdo a la teoría freudiana, todo niño aparentemente sufre.

4.    Por lo tanto, la raíz de la angustia que todo infante supuestamente sufre, se encontraría en la supuesta frustración de saberse monosexual y no poseedor de los sexos de ambos padres.

5.    El reconocimiento de la "monosexualidad" produciría, a su vez, una afectación  al narcisismo omnipotente de los niños, al enfrentar el hecho de que no lo pueden todo, porque no lo poseen todo (los dos sexos al mismo tiempo).

6.    Finalmente será hasta la llamada fase edípica cuando todo menor se vea obligado "a llegar a una conciliación con el deseo imposible de poseer a los dos progenitores, de pertenecer a los dos sexos y de encarnar los dos órganos genitales" (Idem., p., 12).

7.    Ello no obstante, el mero descubrimiento temprano de la diferencia de sexos también conduce a "la representación, lentamente adquirida, de la identidad de género"; aspecto muy importante, toda vez que "sobre esta base, el niño llegará a identificarse como un sujeto "masculino" o "femenino", no por la herencia biológica, sino a través de representaciones psíquicas transmitidas por el inconsciente de los dos progenitores, así como por su ambiente sociocultural" (Idem., p., 12).

 

Es así que finalmente, bajo esta óptica psicoanalítica siempre preñada de elementos trágicos, se producirá como una "afrenta imperdonable a la megalomanía infantil", el hecho de que "todos los niños deben aceptar la idea de que no pertenecerán jamás a los dos sexos, y de que sólo serán una mitad de la constelación sexual" (Idem., p., 17).

 

Es decir, que únicamente con lo que McDougall denomina mono-sexualidad –ya sea masculina o femenina­–, se logrará "alcanzar la representación simbólica de la complementariedad sexual" (Idem., p., 32). Sin embargo, advierte, que hay quienes "no llegan nunca a resolver estos traumas universales" ( Idem., p., 18): el de la diferencia sexual, el del descubrimiento de la alteridad y el de que somos mortales.

 

Lo que no puede pasarse por alto es esa condicionante que McDougall advierte: "el niño llegará a identificarse como un sujeto "masculino" o "femenino" (…) a través de las representaciones psíquicas transmitidas por el inconsciente de los dos progenitores, así como por su ambiente sociocultural". De los dos progenitores…

 

Los roles del padre y de la madre, pues, juegan un papel significativo, determinante en la conformación del hijo. Es una tarea mutua. De complementariedad. Es decir, el pequeño va introyectando tales roles y van produciéndose las consecuentes identificaciones. Con uno o con otro.

 

Es evidente que a partir de tal contexto, surgen serias, profundas interrogantes: ¿qué es lo que pasa cuando se produce la ausencia definitiva, temprana, del padre o de la madre? ¿El hecho de que en muchas latitudes, donde casi el 50 por ciento de los nuevos nacimientos provienen de madres solteras, es determinante para la explosión de la homosexualidad, de la feminización en los jóvenes?

 

Es evidente el daño al sano desarrollo psíquico-sexual de la persona cuando se presenta la carencia del referente paterno o materno, pero será por supuesto mayor cuando los padres son reemplazados, sustituidos o por dos hombres o por dos mujeres que practican el homosexualismo o el lesbianismo.

 

¿Bajo qué pauta será formado el menor? ¿Cuál será la "identidad" que asumirá? ¿Qué rol sexual le será impuesto? ¿Introyectará, por ejemplo, el papel pasivo o el papel activo de la relación sexual?

 

En el caso del varón, ¿le será impuesta la visión antinatural de que le corresponde una conducta sexual anal? En el caso de la mujer, ¿habrá de imponérsele la renuncia al don de la maternidad, expresado en una fisiología que le es natural, constitutiva?

 

 

 

 

2 de octubre de 1968.- Otra versión

 

Los mexicanos somos especialistas en especular de, con y para todo.  En los acontecimientos de resonancia surgen tantas hipótesis como cabeza pensante existe, es el caso de la matanza de octubre de 1968.  Han transcurrido 42 años y todavía no hay una versión fehaciente e irrefutable, y creo que nunca la va haber, cada quien la acomoda según su idiosincrasia.

 

Así, nos encontramos otra versión que a continuación incluyo otra de las muchas que he recopilado.

 

Lo que realmente pasó. La verdad de la matanza del 68

 

Escrito por Jesús Caudillo

 24 de Noviembre de 2010

 

 

El año de 1968 fue convulsivo. Sin duda, se trató de una época de cambios, de transformaciones sociales y políticas. Desde enero, comenzando con la Primavera de Praga y pasando por el Mayo Francés, los movimientos sociales en diferentes partes del mundo se suscitaron como si hubiera existido un acuerdo de por medio. Sociedades enteras y estudiantes idealistas fueron víctimas de la opresión de gobiernos que vieron en ellos amenazas a su estabilidad.

 

La propagación de los ideales comunistas dio un nuevo sentido de la realidad a muchas personas, principalmente jóvenes. Las guerras mundiales habían provocado la necesidad de nuevas fuentes de esperanza. Unos la encontraron en el capital, otros en la proclama por la justicia social. Los jóvenes estudiantes franceses y mexicanos se contagiaron de esa necesidad; se aferraron a esa búsqueda.

 

Mientras ello ocurría, el sistema político mexicano entraba al que –sólo quizá– fue el primero de los descalabros que, a la postre, habrían de debilitarlo de forma inevitable. Siendo presidente, Gustavo Díaz Ordaz nombró como su secretario de Gobernación a Luis Echeverría Álvarez. Todo marchó razonablemente bien hasta que llegó el momento de elegir candidato a la Presidencia. Fue entonces cuando los problemas aparecieron.

 

Contrario a lo que se pudiera pensar, entonces el hombre fuerte de Díaz Ordaz no era Luis Echeverría Álvarez, al que no veía con desdén, pero tampoco como su posible sucesor. Todo el tiempo fue Emilio Martínez Manatou el que habría de ser designado, según los deseos de Díaz Ordaz. Martínez Manatou ocupó la secretaría de la Presidencia durante casi todo el periodo presidencial de su jefe y amigo.

 

Las cosas estaban claras. Díaz Ordaz quería ungir a Emilio Martínez Manatou –abuelo, por cierto, del hoy presidente del Partido Verde Ecologista de México, Emilio González Martínez–. No obstante, una parte importante de la "familia revolucionaria" no estuvo de acuerdo. El ala cardenista del PRI se opuso a la nominación, posición que se le hizo saber a Díaz Ordaz. La lucha de poderes comenzó.

 

Los cardenistas buscaban que el candidato presidencial fuera Luis Echeverría Álvarez –de quien, a la postre, se conocieron sus vínculos con la Agencia Central de Investigaciones (CIA, por sus siglas en inglés), en donde era conocido con el nombre clave Litempo-14–, pero el presidente ya había tomado una decisión. Díaz Ordaz tenía claro que Echeverría nunca había ocupado un puesto de elección popular, hecho que lo convertía en un candidato inviable.

 

El grupo cardenista buscó presionar por todos los medios para que el presidente cambiara de parecer. No lo lograron. Ante la negativa del mandatario, los cardenistas decidieron romper la unidad revolucionaria. ¿Cómo lo hicieron? Alentaron a un movimiento de presión para que el presidente rectificara su decisión. Ahí fue cuando las marchas estudiantiles cobraron sentido.

 

Si el sistema político mexicano mostraba cerrazón y prepotencia, había que enfrentarlo. Si a nivel internacional los movimientos estudiantiles habían cobrado fuerza, México no podría ser la excepción. El descontento era patente, ya no sólo en las clases populares, sino entre la clase media y sus jóvenes.

 

De este modo, fueron los cardenistas de la "familia revolucionaria" quienes apoyaron e impulsaron de forma subrepticia las movilizaciones estudiantiles que se oponían al gobierno de Díaz Ordaz. Por si fuera poco, Echeverría era quien controlaba a la mayoría de los liderazgos estudiantiles del país. Sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo, conocía el juego político del que él era pieza importante. Se trataba de su candidatura presidencial.

 

Díaz Ordaz no supo con claridad quién era el enemigo. No conoció el origen y el tamaño del movimiento que se le estaba enfrentando. Su conclusión fue que las movilizaciones eran organizadas por un grupo de desestabilizadores que debían ser tratados como se trataba a los opositores y resistentes del viejo sistema. Era necesario, consideró el presidente, reprimir el movimiento antes de que fuera más peligroso.

 

Fue así como el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, una cita más del movimiento estudiantil –azuzado desde el poder de cierto sector de la "familia revolucionaria" – terminó en una matanza sin precedentes. Hecho al que hoy, por cierto, desde la izquierda se le rinde culto de forma ignorante.

 

Aquella trágica tarde murieron muchos estudiantes y soldados del Ejército mexicano. Documentos desclasificados de seguridad revelan que en el hecho participaron policías judiciales y agentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), la policía política del régimen. Ellos fueron quienes dispararon contra estudiantes y soldados.

 

¿Qué pasó después? Pues nada, que Luis Echeverría terminó siendo ungido como candidato para la Presidencia por el PRI, elección que ganó sin problemas. ¿Qué fue del abuelo del Niño Verde, Emilio Martínez? No participó ni por error en el gobierno de Luis Echeverría. Desapareció de la vida pública. Luego, fue rescatado por José López Portillo cuando éste llegó a la Presidencia.

 

¿Qué vendría, mientras tanto, en el gobierno de Luis Echeverría? Crisis económica, persecución política, guerra sucia y opresión indiscriminada. La "familia revolucionaria" se había fracturado irremediablemente

 

 

 

 

 

sábado, 13 de noviembre de 2010

El eterno cuento

 

Por: Querien Vangal

Noviembre / 2010

 

 

Quedan solamente 300 ballenas francas boreales en el mundo, y el 99% de las ballenas azules ya han sido exterminadas. Estos majestuosos gigantes son una de las muchas especies amenazadas. De hecho, un tercio de todas las formas de vida del planeta están al borde de la extinción.


La Naturaleza está siendo devastada por la actividad humana, por los residuos que generamos y por su sobreexplotación. Pero contamos con un plan que podría salvarla: un acuerdo mundial para crear, financiar e garantizar la existencia de áreas protegidas que cubran un 20% de nuestras tierras y océanos para el 2020. Y en estos momentos, 193 países se están reuniendo en Japón para abordar esta crisis.


Quedan apenas 4 días para esta crucial reunión. Analistas especializados dicen que los políticos están indecisos sobre si adoptar este ambicioso objetivo, pero que una ola mundial de protesta ciudadana podría inclinar la balanza, mostrando a nuestros dirigentes que los ojos del mundo están puestos sobre ellos. Firma esta petición urgente en favor de los objetivos del 20/20, y reenvía este email a todos tus contactos: el mensaje será entregado directamente durante la reunión de Japón.  A estas alturas del problema, cualquier tiempo en que lo hagas tiene vigencia.


http://www.avaaz.org/es/the_end_of_whales/?vl

Irónicamente, 2010 es el Año Internacional de la Biodiversidad. A estas alturas, se esperaba que nuestros gobiernos ya habrían "alcanzado una reducción significativa de la tasa de pérdida de la biodiversidad." Pero han fracasado, sucumbiendo a menudo al poder de los intereses comerciales cada vez que han tenido que elegir entre favorecer los beneficios de unos pocos o la protección de determinadas especies. Nuestros animales, plantas, océanos, bosques, tierras y ríos se están asfixiando bajo las inmensas cargas derivadas de la sobreexplotación y otras presiones.


La humanidad es el principal causante de esta destrucción. Pero aún podemos darle un vuelco: no sería la primera vez que logramos salvar a ciertas especies de la extinción. Las causas de la pérdida de la biodiversidad son numerosas y acabar con ellas va a requerir que abandonemos el recurso a las promesas vacías y vagas en las que nadie se compromete a pagar la factura. En su lugar, necesitamos un plan audaz que contenga mecanismos que aseguren su aplicación y con una financiación acorde. 20/20 es precisamente eso, un plan por el cual los gobiernos se verán obligados a ejecutar programas estrictos para garantizar que el 20% de nuestro planeta está protegido antes del 2020 y el aumento de la financiación disponible a tal fin.


Tiene que ser ahora. En todo el mundo, el panorama cada vez es más sombrío: sólo quedan 3200 tigres en su hábitat natural; nuestros océanos se están quedando sin peces y estamos perdiendo fuentes únicas de alimentos debido a los enormes monocultivos. La naturaleza es resistente, pero tenemos que darle un respiro y espacios protegidos para que se recupere. Es por eso que esta reunión es fundamental - un momento clave para acelerar un programa de acciones sobre la base de compromisos claros que protejan el capital que nos ofrece la naturaleza.


Si nuestros gobiernos sienten una abrumadora presión pública alentándoles a mostrar coraje político, podremos lograr que se comprometan con el plan 20/20 en esta reunión. Pero para ello, cada uno de nosotros debemos enviar este mensaje y hacerlo resonar durante la convención de Japón. Firma esta petición urgente y reenvíala a todos tus contactos:


http://www.avaaz.org/es/the_end_of_whales/?vl

Este año, los miembros de Avaaz han desempeñado un papel fundamental en la protección de los elefantes, la defensa de la prohibición de la caza de ballenas, y la creación del área de protección marina más grande del mundo en el Archipiélago Chagos. Nuestra comunidad ha demostrado que se pueden establecer metas ambiciosas y alcanzarlas. Esta campaña es el siguiente paso en la batalla esencial para crear el mundo que la mayoría de nosotros, en cada rincón del mundo queremos: uno donde los recursos naturales y las especies sean valorados y nuestro planeta esté protegido para las generaciones futuras.


http://www.avaaz.org/es/the_end_of_whales/?vl

Con esperanza, todo se pierde menos la fe.


Alice, Iain, Emma, Ricken, Paula, Benjamin, Mia, Luis, David, Graziela, Ben y el resto del equipo de Avaaz


Más información:


Última chance para salvar diversidad biológica, IPS:


http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=96700


Arduas, lentas y tensas negociaciones internacionales sobre la biodiversidad, AFP:
http://www.google.com/hostednews/afp/article/ALeqM5hmYK2BQrhni2tcmtIyyFYpnDW7vg?docId=CNG.157fd3b3746251995a7197f21de8db1c.141


Piden que el 25 por ciento de la superficie terrestre esté protegida para evitar una catástrofe, EPA:


http://www.google.com/hostednews/epa/article/ALeqM5jYBt8aRcfTiUvHvDrlXGNdKvAAWA?docId=1385044

 

Pero a que nos lleva todo esto si no queremos entenderlo, ya hace muchos años que se está machacando sobre la necesidad, o mejor dicho obligación, que tiene el ser humano de cuidar a las criaturas que comparten con él el hábitat. Pero somos tozudos y mandamos a la basura todos los mensajes al respecto, convirtiéndose esto en una verdadera burla, ha sido, es y será el eterno cuento.



Cambio de maneras

 

Por: Querien Vangal

Noviembre / 2010

 

 

!Yo me quiero vestir como mis hermanos!", les pidió la pequeña Shiloh a sus mega famosos padres, Angelina Jolie y Brad Pitt. Ambos cedieron al instante, complicados a la hora de hacer malabares con los requerimientos de sus seis hijos, más las películas que alternativamente tienen a uno o a otro como protagonista. Entonces quitaron los vestidos y las prendas de color rosa del guardarropa de su hija y le compraron pantalones, remeras polo, corbatas, sombreros y camisas de hombre. Una vez que el deseo fue concedido, la nena fue aún más lejos: "Ahora quiero cortarme el pelo bien corto. ¡Y que me llamen John o Peter, en vez de Shiloh!", contaron Angelina y Brad que les exigió en medio de un ataque de llanto.

 

En poco tiempo la chica ya era no sólo vestida, sino también tratada como un chico. Por supuesto que las fotos no tardaron en llegar, y al ser publicadas abrieron varios interrogantes. ¿Está bien que los adultos permitan este tipo de actitudes? ¿Se trata sólo de un juego o de una elección sexual precoz? ¿Qué se debe hacer cuando los chicos plantean con sus actividades lúdicas o con ciertas actitudes que quieren pertenecer al sexo opuesto?

 

"A esa edad todavía no podemos hablar de una 'toma de decisión'. En esta etapa las decisiones son tomadas por los adultos (padres o tutores) y son ellos quienes transmiten las pautas al chico a lo largo de su crecimiento psicofísico. En este sentido, más bien tendríamos que preguntarnos: '¿por qué en esta familia la nena manifiesta estas conductas? ¿Cuál es la historia familiar que se pone en juego?' –reflexiona la licenciada Peichi Su, psicóloga, ex docente de la UBA e integrante del Equipo de Niños y Adolescentes del Hospital Piñero–.

 

Cada caso tiene su singularidad, de modo que a veces puede tratarse de un simple juego, mientras que otras veces pueden verse implicadas cuestiones ligadas a la configuración familiar y el lugar que ocupa el hijo en la historia familiar y en el deseo inconsciente de los padres. Aún así, ningún juego es sencillamente un juego, porque a través de él el niño se expresa y se relaciona con el mundo".

 

Según los especialistas, una de las dudas que más tempranamente aparece en los padres, frente a nenas y nenes que hacen o eligen cosas de otro sexo, es su condición sexual. Así lo deja entrever la licenciada Rosina Duarte, psicóloga y directora del Primer Programa Argentino de Formación de Primera Instancia y Crianza: "Muchos padres sienten temor por saber cuanto antes si por determinadas actitudes sus hijos pueden estar evidenciando una tendencia homosexual. '¿Cómo me doy cuenta de que mi hijo no es gay?', es una de las preguntas que más se escuchan a partir de chicos que juegan a las muñecas o de nenas que dicen que tienen una novia, en vez de una amiguita. Pero en realidad la identidad sexual se da, aproximadamente, a los 6 o 7 años. Por eso es normal que hasta ese momento los chicos vayan y vengan. Entonces hay que apuntalarlos, no se trata de libre albedrío. Hay que explicarles de qué sexo son y diferenciarlos del sexo opuesto. En el caso de Shiloh, se le debería explicar que ella, si bien es distinta a sus hermanos, puede hacer muchas cosas con ellos y también individualmente".

 

 

IGUALITA A PAPA.

 

Con su aspecto de varón (idéntico a Brad Pitt, además), hoy las revistas del mundo muestran a la nena que hace cuatro años nació en Namibia con el nombre de Shiloh Nouvel Jolie Pitt. Fue la primera hija biológica de la pareja de Angelina y Brad y la tercera en orden de llegada a la familia, luego de la adopción de Maddox (9) y Zahara (5). Después llegarían sus hermanos Pax (6), oriundo de Vietnam y adoptado en 2007 con tres años, y Knox y Vivienne (2), los mellizos nacidos en Niza, Francia. Así quedó constituido este núcleo amenazado continuamente por rumores de todo tipo. Por eso, el cambio de look de Shiloh –hoy John– no fue la excepción: hubo manifestaciones a favor y en contra, pero su madre fue rotunda: "Shiloh es histéricamente graciosa, una de las personas más disparatadas, divertidas y lúdicas que he conocido. Es charlatana y muy artista, por lo cual no hay que tomar demasiado en serio sus actitudes. ¡Yo era igual a ella a su edad! Además no veo mal que tome sus propias decisiones, es una nena muy madura. Quiere verse como un varón, y creo que a los chicos se les debe permitir expresarse de la manera que quieran, sin que nadie los juzgue. No voy a vestirla de un modo que a ella no le guste, sólo porque la gente crea que debo hacerlo. Eso no sería de buena madre".

 

"Que un niño o niña manifieste a los cuatro años una actitud, conducta o preferencia, es parte de su proceso de crecimiento y no debe ser considerado por los adultos con un criterio determinista de su identidad, condición, preferencia, etc. Será a lo largo de su desarrollo cuando esa manifestación adquiera un sentido –explica María Adela Mondelli, psicóloga social y educadora sexual–. La identidad sexual es una construcción compleja en la que intervienen múltiples factores: orgánicos, psicológicos, familiares, sociales, culturales. En la identidad sexual, en la vocación, en los tiempos de los diversos aprendizajes de los niños y las niñas, la actitud adulta más saludable siempre es la de un estado expectante, facilitador, que da tiempo y no pide explicaciones ni definiciones que el niño o la niña no pueden dar aún. Una actitud no determinista, abierta a la diversidad, es siempre un modo saludable de crianza. Sin dudas que los padres tenemos derecho a inquietarnos por algunas manifestaciones de nuestros hijos e hijas. Pero si es así, necesitamos ayuda nosotros. Nuestra inquietud no nos avala para ejercer presión sobre el desarrollo de nuestros hijos e hijas".

 

En los últimos días, algunos medios echaron a correr el rumor de que Shiloh no habría sido la ideóloga del cambio. Life & Style Magazine publicó que la decisión de convertir a la nena en un varón pertenecería a una Angelina deseosa de conseguir mayor prensa. Por su parte, algunos diarios deslizaron la posibilidad de que la familia Jolie-Pitt hubiera decidido darle a su primera hija biológica un look no acorde con su género, como parte de una nueva militancia: la de la diversidad sexual.

 

Para Marian Ponte, sexóloga especialista en sexualidad infantil, condenar este tipo de actitudes termina siendo el mayor problema: "Cuando nacemos, se nos asigna en función de nuestra anatomía: se es nena o nene. Después, socialmente, se construye lo que se espera de nosotros en función de los roles asignados para los géneros masculino y femenino y que serán catalogados en positivo o negativo en función de la educación e interiorización de los mandatos transmitidos. Se nos proporcionan creencias y valores esperables sólo desde nuestra biología. Si se es nene se usa el color azul y si se es nena se espera que tenga determinados juegos y conductas y no otros. Lo que no entra dentro del canon establecido se puede convertir en algo socialmente censurable. Se lleva a la persona a que las diferencias no son aceptadas. Por eso hay que criar a los chicos en el marco de la diversidad, para que la marginación deje de tener sentido".

 

El propio padre de Angelina, el famoso actor Jon Voight (71), se sintió obligado a dar su punto de vista al respecto: "Shiloh es una persona increíble, tiene un gran estilo. ¡Y recién ha cumplido cuatro años! Ella es quien elige todo lo que usa: desde las corbatas hasta las botas militares. Quiere ser un varón, de hecho cree que es uno de sus hermanos", contó en una entrevista a la revista US Magazine. Por eso la licenciada Rosina Duarte aclara: "Es probable que esta nena quiera llamar la atención, del mismo modo que lo hacen sus padres. Pero algo debe quedar claro: los cimientos están en la primera infancia. Es vital que existan límites y palabras. Hay que preguntarles qué hacen, qué sienten y qué opinan, al tiempo que se les debe explicar quiénes son y sostenerlos con juegos, cariño y contención. Hay que tener ganas y mucha paciencia para criar hijos. El chico necesita de los padres, no de una niñera", concluye la psicóloga y destaca que no se debe aspirar a ser una madre o un padre perfecto, sino de acompañar y sostener el crecimiento de los hijos.

 

Sus interpretaciones en diferentes films siempre generan elogios. Su belleza es indiscutida, pero su sobriedad y seriedad la envolvían en un halo de timidez y frialdad. Sin embargo, a los 49 años, Julianne Moore se animó a mostrar más: mientras en cine juega escenas eróticas con otra mujer en el thriller erótico Chloe –que acaba de estrenarse en nuestro país–, recientemente volvió a sorprender y despertar muchos elogios posando desnuda rodeada de cachorros de leones y con joyas para la firma italiana Bulgari:"La moda me permite crear personajes de mujeres muy sofisticadas e inalcanzables; es más, cuando veo mis fotos como modelo, no puedo creer que sea yo", confesó en una entrevista. Así, Julianne se sumó a la lista de celebridades que se transforman en imagen de firmas reconocidas y demostró que nada tiene que envidiarle a Madonna (N. de R. Posó muy sensual en la campaña de Dolce&Gabbana) o a otras modelos.

 

 

TRIANGULO AMOROSO.

 

En Chloe, Moore es Catherine, una ginecóloga que al sospechar que su marido (Liam Neeson) tiene una amante decide contratar a una prostituta (Amanda Seyfried) para seducirlo, y averiguar si le es infiel. La situación se agrava cuando las mujeres comienzan a vivir un romance. "Su intención es entender al marido, y busca una manera de saber lo que él quiere. Pero la intimidad que desarrolla con Chloe termina causando un enredo", apuntó la actriz, y aseguró que lejos de las escenas eróticas, el desarrollo de su personaje fue el mayor desafío: "Ella hace una gran transgresión. Y hay que asegurarse que la audiencia sienta que también podría hacer eso. Lo más difícil es mantener todo en el ámbito de lo real", y agregó que le "interesan las historias reales que tratan sobre el comportamiento humano. Los actores tenemos que aprender a escoger los proyectos que nos interesan, pero no podemos encasillarnos porque de todo se puede aprender. Pero me gusta el drama, no lo puedo negar".

 

Esta no es la primera vez que interpreta películas que tocan el tema de la homosexualidad. En 2002, en Far from heaven (nominada al Oscar como mejor actriz), interpretó a una mujer de la década del '50 que descubre a su marido con otro hombre. Y próximamente, entre los estrenos de 2010, la veremos en The kids are all right, la historia de una mujer lesbiana que junto con su pareja tiene dos hijos mediante inseminación artificial y que luego de un tiempo desean conocer al donante de esperma. Ella asegura que la participación en películas con tales roles es una absoluta coincidencia, pero no deja de apoyar a la comunidad gay: "Cuando se habla de géneros, política, sexualidad o raza, se está separando a las personas, y somos todos humanos. Mis hijos (Caleb, de 13 y Liv, de 8) viven en un mundo donde tienen amigos con dos mamás o papás. Los chicos son iguales y pueden ser amados y cuidados igual que con padres heterosexuales… La gente pregunta si las películas influencian la cultura, y yo creo que más que influenciarla, la reflejan".

 

 

EXITO PASO A PASO.

 

Julie Ann Smith es hija de un juez militar y una psiquiatra de ascendencia escocesa. En su juventud viajó mucho por el trabajo de su padre hasta que echó raíces en Boston donde estudió Artes Escénicas. Al terminar la universidad en 1983 y con tan sólo 22 años, se trasladó a Nueva York para comenzar con su carrera de actriz. "De los teatros regionales pasé a las telenovelas, de los escenarios alternativos de Broadway a las series nocturnas de televisión, y de los papeles secundarios en cine, a las interpretaciones protagonistas", dijo orgullosa.

 

Su popularidad comenzó a mediados de los años '80, gracias a su participación en la serie de televisión As the world turns. Debutó en la pantalla grande con un breve papel en el film de terror El gato infernal (1990), y luego le siguió el rol de actriz secundaria en Vidas cruzadas (1993), donde despertó el interés de la crítica y el público. En 1997, con Boggie nights le dio vida a una estrella porno, actuación que la nominó al Oscar como mejor actriz de reparto. "El éxito me llegó tarde. Ya me sentía una anciana cuando conseguí mi primera película. Luego me tocó un período de trabajo muy intenso y hoy soy feliz con lo que he logrado".

 

También en 1997 mientras filmaba la película Volviendo a casa, conoció a su actual marido, el director y escritor cinematográfico Bart Freundlich, con quien se casó en 2003 y tuvo 2 hijos. Inspirada en su niñez, en 2007 incursionó en la literatura infantil y lanzó su primer libro Freckleface strawberry ('Cara de fresa'), titulado con el apodo de sus épocas de escuela, donde trató la importancia de aceptar el envase que nos toca. Su buena repercusión y crítica la llevaron a escribir dos años después Freckleface strawberry and the dodgeball bully. El éxito volvió a ser tal que la historia será adaptada a una producción teatral que se estrenará en los Estados Unidos en septiembre de este año. A punto de cumplir 50 años, Julianne promete ser cada vez más audaz y arriesgada… como diría ella: "tarde pero más vale que nunca".

 

¿Sientes desde hace tiempo que te estás distanciando emocionalmente de la persona que amas? ¿La insatisfacción, el tedio e incluso el malestar están cubriendo de sombras el vínculo entre ambos? Quizá uno de los dos se está despidiendo interiormente de la relación, y aún se esté a tiempo de remediarlo.

 

Parece que la mayoría deseamos una relación afectiva satisfactoria, estable y duradera, pero la realidad nos demuestra que si sumamos la rupturas y las parejas no satisfechas, se salva del deterioro sólo un pequeño porcentaje de las relaciones, señala la psicóloga Lucía Sutil, autora junto a Eduardo Lázaro, del libro El despido interior en la pareja.

 

La experta define el despido interior, como el cúmulo de circunstancias que van sumiendo a los miembros de la pareja en la falta de motivación y el desánimo, mientras cumplen con sus obligaciones mínimas para mantener las apariencias: un proceso largo en el que la insatisfacción y la frustración, van distanciando las expectativas e ilusiones del inicio de la relación con la realidad de la convivencia.

 

Según Lucía Sutil, existen varias claves para conseguir una relación de pareja agradable y duradera, así como estrategias para superar la situación causante de que la pareja sólo se manifieste como una fachada.

 

La relación de pareja no es fácil y tiene momentos amargos, pero en la pareja estamos acompañados, nos sentimos queridos, podemos desarrollar nuestro amor y compartir con la otra persona un proyecto de vida, explica Sutil.

 

A la vida hay que ir buscándole buenos momentos, ya que somos bastante expertos en buscar los malos. Y no se trata sólo de buscar ratos agradables, sino de provocarlos para compensar las tendencias negativas a las que a veces estamos predispuestos, señala la autora de El despido interior en la pareja.

 

Para hallar y generar buenos momentos en el día a día, la psicóloga sugiere reconocer los logros de nuestra pareja, conseguir puntos de encuentro tanto en la obligación como en la diversión, ser detallista, demostrar nuestro cariño y amor hacia la otra persona, a través del contacto y las caricias.

 

Las parejas deben poner en marcha su radar positivo, atentas a lo bueno y capaces de registrar todos esos espacios de satisfacción, por pequeños que sean, y también provocarlos. Esto es fundamental en el amor, destaca Lucía Sutil.