sábado, 3 de abril de 2010

¿Cómo enseñar a tus hijos a ser críticos ante los medios?

   

Por: Raúl Espinoza Aguilera

Marzo / 2010

 

Constatamos a diario la tremenda influencia que ejercen los medios de comunicación en la sociedad en la que vivimos, pero me parece que particularmente resultan afectados los niños y los adolescentes.

 

Conversando con padres de familia, me comentan que les sorprende observar cómo sus hijos aprenden modos de comportarse, de actuar, incluso sobre posturas ante la vida que no han recibido directamente de sus enseñanzas ni menos de su ejemplo en el seno del hogar.

 

Los pequeños captan "modelos" de conducta a partir del actor o la cantante que admiran y caen fácilmente en el mimetismo o imitación en su modo de vestir, de reaccionar, hasta en los gestos más pequeños.

 

Es verdad que esta influencia se adquiere comúnmente en las escuelas o a través de las amistades, pero muchos especialistas están convencidos de que los medios televisivos deberían ser llamados el "Tercer Padre", por la poderosa y decisiva fuerza de persuasión que tienen en las actuales generaciones.

 

Con poco que indague un padre de familia sobre por qué su hija le contesta de manera poco respetuosa o rebelde, sale a colación que una protagonista de una telenovela se comporta igual con sus progenitores.

 

O algunas de las ideas que flotan en el ambiente, por ejemplo, sobre drogas, el narcotráfico, el aborto, los homosexuales, el divorcio, etcétera, se suelen meter de modo sutil en sus mentes poco maduras y a menudo llegan a conclusiones desacertadas.

 

Por ello me parece que los padres de familia no deben de permanecer pasivos o resignados a la actual situación y simplemente decir: – ¡Ni modo, así están ahora los nuevos tiempos! y encogerse de hombros, como impotentes y desalentados acerca de lo que pueden hacer para cambiar el curso de los acontecimientos–.

 

Me parece que es conveniente que desde pequeños –y no se diga si son ya jóvenes– aprendan a tener espíritu crítico acerca de los contenidos de esos medios: noticieros de radio o televisión, periódicos, revistas, Internet, películas, programas de televisión, telenovelas, etcétera.

 

Y que aprendan a concluir:–No todo lo que se dice en los medios de comunicación es verdad. Ni todo lo que afirma tal o cual comunicador se apega siempre a la realidad.

 

Considero que este aprendizaje de desarrollar una postura más proactiva ante los medios no reviste una especial complejidad, sino que basta con que se queden con sencillas pero claras ideas, a modo de semillas, que luego rendirán sus frutos.

 

Pero hay que tomar en cuenta que estas conclusiones las deben de sacar los hijos, no recibirlas como impuestas, porque entonces no darán el resultado esperado. Es indudable que lo ideal es que ellos mismos realicen ese ejercicio de razonar, de meditar, y tener los ojos bien abiertos para que sepan discernir ante el enorme cúmulo de mensajes –muchas veces nocivos– que diariamente reciben.

 

Doy algunos ejemplos para tratar de ser más explícito:

Si el fin de semana se ve una película en casa con todos los miembros de la familia, y en el filme se presenta un divorcio "como lo más natural", al final de la exhibición se pueden hacer comentarios para invitarlos a reflexionar, con preguntas como las siguientes:

– ¿Qué les pareció la separación de los papás de los niños de la película? ¿Ustedes creen que no pasa nada cuando se rompe la unión entre los esposos?

 

Con este par de preguntas, la respuesta fácilmente la pueden intuir los hijos:

–No, porque los papás nada más pensaron en ellos mismos y se olvidaron de que con su divorcio causan mucho dolor y daño en sus pequeños, y además el matrimonio es para toda la vida.

 

Otras veces, si han escuchado alguna noticia en la televisión a favor del aborto, se les puede cuestionar:

– ¿Qué es lo que hay dentro del cuerpo de una mamá cuando está embarazada? ¿Ustedes creen que es bueno matar a un niño indefenso que está en plena formación, antes de que venga a este mundo?

 

Y con estos planteamientos se puede organizar una animada conversación para brindarles ideas clave sobre la vida humana desde sus inicios.

 

O si en un programa de televisión que se vio aparece un joven alcohólico y drogadicto, es recomendable plantearles:

– ¿Qué le ocurre a un adolescente cuando abusa de la bebida y consume drogas? ¿Eso es bueno? ¿Ustedes piensan que actuar así lo hace mejor persona? ¿Ejerce correctamente su libertad?

 

Y a partir de este breve análisis sobre el protagonista, los hijos pueden deducir algunas conclusiones que les sirvan a ellos mismos como norma de conducta, como formas para poder argumentar y defender sus propias convicciones.

 

También, sobre un tema más reciente, las uniones homosexuales, se les puede pedir que reflexionen:

– ¿Qué es lo que han visto en los noticieros o escuchado en la radio? ¿Les parece que está de acuerdo con la naturaleza humana que un hombre se junte con otro hombre; o que una mujer tenga relaciones con otra mujer y vivan como si fueran esposos?

 

Estas preguntas pueden ser un buen punto de partida para ayudarles a pensar, y después avanzar un poco más:

– ¿Ustedes cómo fue que nacieron y vinieron a este mundo?

 

Alguno contestará:

–Por el amor y la unión entre ustedes dos (los papás) desde que se casaron.

 

– ¿Y les parece justo que los homosexuales quieran adoptar a unos niños que ni siquiera ellos han podido tener? ¿Cómo se sentirían ustedes si, con el paso de los años, se dieran cuenta que sus papás son un hombre unido con otro hombre, o mujer con mujer?

 

–Pues me sentiría raro porque no es lo normal –es evidente que contestarán–.

 

–Y si ahora mismo a ustedes los adoptaran unos padres homosexuales, ¿creen que les acabaría afectando?

 

–Sí, mucho, porque no sería una unión estable ni un modelo o ejemplo para nosotros ni para nuestros familiares o amigos –probablemente responderán–.

 

Además, en todos estos tópicos de actualidad es conveniente que los padres se adelanten a los acontecimientos, porque a través de Internet, con sus videos y artículos, fácilmente pueden enterarse de cualquier tema. Por ello se recomienda conversar periódicamente con los hijos y crear un clima de confianza para que pregunten ¡de todo!

 

Es decir, sería una actitud poco pedagógica decirle a un niño o adolescente que tiene prohibido preguntar sobre tal o cual tema. ¿Por qué? Porque de cualquier forma buscará enterarse y normalmente lo hará en forma distorsionada a través de los medios o de amigos poco formados. Por ejemplo, si las dudas son sobre temas de sexualidad, es preferible adelantarse, sin miedos y sin mostrar sorpresa, sino más bien comprensión, apertura, cariño y sencillez para responder.

 

Ahora me viene a la memoria, el suceso de aquel amigo que tiene una familia numerosa y uno de sus hijos ya es adolescente. Se la pensaba mucho para hablar con el joven sobre sexo, pero un día que lo llevaba en su coche camino a la escuela, el adolescente le preguntó:

 

–Papá, ¿es cierto que ya hay vacunas contra el cáncer cérvico-uterino? ¿Tienes algún amigo que tenga sida? ¿Es verdad que muchas de estas enfermedades son producto de las relaciones sexuales entre parejas infieles? Y algunas otras cuestiones por el estilo…

 

Con lo cual este sorprendido padre de familia perdió "la inocencia", se dio cuenta de su error, y me comentó:

 

– ¡Si yo de todas estas cosas me enteré cuando ya tenía alrededor de 20 años! ¡Y mi hijo apenas tiene 14…!

 

Bueno, así están los adolescentes de revolucionados ahora, y me parece que hay que saber responder con prontitud y eficacia a los actuales retos y desafíos, dándoles la formación y orientación oportunas. Ayudándoles, también, a que desarrollen una actitud de aguda crítica ante el "bombardeo" ideológico de los medios que los circundan para que tengan un buen criterio, seguro y firme. Fácil no es, pero imposible tampoco.

 

 

 

 



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