jueves, 17 de marzo de 2011

Mujercitas que odian al sexo opuesto


Por Alejandra Diener


Fuente: Yoinfluyo.com


Marzo / 2011





Posiblemente el mayor acontecimiento social en la historia del siglo XX, fue la irrupción de la mujer en la refundación de la vida privada y pública, en un contexto prácticamente universal. La necesidad de que el sexo femenino ingresara al mercado laboral le abrió los ojos a la humanidad entera, concienciándola de la importancia de que la fuerza laboral femenina tome parte en las actividades políticas, sociales y económicas de los países.



En efecto, al final del milenio pasado, dimos cuenta de grandes revoluciones y reformas que han transformado a las sociedades y a su cultura, pero si de algo podemos sentirnos orgullosas las generaciones de mujeres que hemos transitado el siglo XX, es de haber protagonizado una lucha permanente, legítima y pacífica que está empezando a rendir frutos.



Hemos revolucionado nuestra condición femenina para asumir una identidad propia a partir de nuestro acceso a la educación, al mercado de trabajo y, por supuesto, a la posibilidad de planificar nuestros destinos sin movilizar ejércitos, y sin olvidar los movimientos feministas que a su vez revindicaron nuestros derechos y prerrogativas sociales.



Sin embargo y a pesar de lo anterior, el extremo radical de estos movimientos ha llevado a esta lucha femenina a desvirtuar la idea original que creó el feminismo. Se ha radicalizado el propósito principal, tanto, que se ha llegado a odiar a los hombres al grado de querer desaparecerlos de la vida familiar.



Es una realidad, no obstante, que se ha barnizado con un trasfondo ideológico inadvertido, ocasionando que las mujeres del siglo pasado y las que transitamos en éste pensemos que el varón es el enemigo; así es como se está educando a las nuevas generaciones.



Cabe destacar que existen grupos de scouts de niñas los Girl Scouts, que es la organización más importante del mundo dedicada a las pequeñas. Su misión es ayudarlas a desarrollar el valor, la confianza en sí mismas y los principios para hacer del mundo un mejor lugar.



Mediante programas de ciencia y tecnología, negocios e introducción a las finanzas y conciencia sobre el medio ambiente, ofrecen la oportunidad de divertirse y hacer amistades, además de mejorar su autoestima y desarrollar su talento y habilidades para el liderazgo.



En Estados Unidos existe un concepto llamado Science, Technology, Engeneering and Mathematics (STEM, por sus siglas en inglés, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) cuyo propósito es inculcar en la población la idea de que no importan los roles sociales en cuanto al sexo femenino y masculino se refieren, sino que lo relevante es la persona como tal. Es decir, tanto niñas como niños son capaces de hacer lo mismo sin estereotipar, pueden estudiar cualquier cosa y rendir igual de bien.



Los estereotipos han hecho que en muchas ocasiones las personas se desanimen por realizar tal o cual actividad, ejemplo de ello sería que un varón no quiera ingresar a una academia de ballet porque supuestamente es una disciplina para mujeres, o una mujer no practique tae kown do porque se le ha enseñado que es un deporte para niños.



Entonces, pudiendo haber hecho un gran papel como lo hizo en su caso Mijaíl Baryshnikov o Iridia Salazar, la historia hubiera perdido a estas dos magníficas figuras. Las Girl Scouts promueven esta idea para que los padres de familia y las mismas niñas sepan que son capaces de estudiar cualquier ciencia tecnológica o social sin importar si son o no catalogadas como exclusivas de varones o mujeres.



Sin embargo, tengo que hacer una mención especial que llamó mucho mi atención en una conferencia a la que asistí precisamente de las scouts, titulada: "Girl Voices: A Global view of STEM" (Voces de niñas: Una visión global del STEM).



En ella, cinco niñas entre 10 y 12 años dieron sus testimonios con relación a estos temas. Decían que en la escuela los niños siempre las discriminaban porque utilizaban las computadoras, pues ellas debía jugar a las muñecas porque eso es lo que harían de mayores, jugar con sus bebés. Las niñas platicaron sobre sus experiencias y su capacidad de hacer cosas que hacen los niños.



Este hecho me llevó a reflexionar que a estas pequeñas las han enseñado a odiar a los hombres en lugar de enseñarles a los niños a respetar a las mujeres y hacerles ver que son igual de capaces o más que ellos en ciencia y tecnología.



Llegué a la conclusión, después de escucharlas a todas y también a sus maestras, que estas mujercitas están aprendiendo a odiar al sexo opuesto, en lugar de aprender a complementarse. Es una realidad, las mujeres hemos sido consideradas menos, por situaciones de desventaja en la historia y también es cierto que hemos demostrado que no somos inferiores.


Lo que no se vale es encaminar a estas personitas por la vida sintiendo un odio hacia los hombres, logrando que cuando sean adultos se confronten con ellos y el día que quieran formar una familia, muy posiblemente lo hagan a la defensiva, compitiendo con su pareja y convirtiéndose en una cifra más en las estadísticas de divorcios.



Entonces, para finalizar, lo que yo recomiendo es enseñar a las mujeres y a los hombres a respetarse y a complementarse, a saberse capaces por igual como seres humanos y, sobre todo, a enseñar a las niñas que la maternidad y la vida de esposa son papeles magníficos de los cuales también hay que estar orgullosas.



Mientras les digan que ser ama de casa es perder el tiempo y un sometimiento del hombre hacia la mujer, este mundo seguirá viendo hogares rotos, y niños destrozados por sus padres confrontados.





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