jueves, 4 de noviembre de 2010

Efectos de la adopción gay según el psicoanálisis. Parte III

 

Por José A. Pérez Stuart

Octubre / 2010

 

 

"La importancia del cuerpo de la madre en la gestación ha dado lugar a una selección a lo largo del proceso evolutivo del mecanismo de intercambio de células entre madre e hijo, como uno de los efectos benéficos para las vidas que conviven en la simbiosis del embarazo.

 

"La madre guarda en cada embarazo células fetales que van a participar en la reparación de multíplices órganos maternos, por ejemplo: el muslo cardiaco, el hígado, las tiroides, etcétera. Este "microquimerismo" maternal se configura como un intercambio celular rejuvenecedor del cuerpo materno.

 

 "Además, "el cuerpo materno minimiza los defectos congénitos externos y apoya la maduración del feto", asumiendo al hijo deficiente en algún aspecto y ejerciendo una especie de primera terapia.

 

"Las interacciones moleculares y los intercambios celulares entre el hijo y la madre durante la gestación que hoy, gracias al progreso de la ciencia, se conocen, permiten establecer una íntima convivencia entre las dos vidas, una verdadera simbiosis.

 

"Esta comunicación biológica predispone para la primera interrelación o encuentro afectivo materno-filial, que abre a las demás relaciones familiares y sociales" (López Moratalla, Natalia, IV Congreso Internacional Provida de Zaragoza, España, 7 de noviembre de 2009, citada por Alberto Carrara en "Relación materno-fetal: la quintaesencia de la humanidad", Análisis y Actualidad, 19 enero 2010).

 

En efecto, superada la primera fase de la relación simbiótica en el vientre, al producirse el nacimiento y generarse el vínculo afectivo-alimentario, ahora lo que se requiere es que la madre –en tanto el hijo también va nutriéndose social, afectivamente del contacto con los otros miembros de la familia, sobre todo el padre–, inicie un proceso distinto, en sentido inverso; esto es, de separación paulatina, no traumática, entre el hijo y el pecho materno, con el propósito de ayudarle a reconocer, aceptar y fortalecer su individualidad. Es por ello que a dicho proceso, Mahler le denomina de separación-individuación.

 

Pero para favorecer un proceso de separación-individuación no traumático, es necesario que simultáneamente se vaya dando una interacción tranquilizadora madre-hijo, en la que se favorezca el gusto del pequeño por la degustación de otros alimentos, y la madre no desprenda de forma brusca la accesibilidad al pecho. Un rompimiento abrupto en la relación, puede convertir ese "pecho bueno" en un "pecho malo" dentro del aparato psíquico del bebé.

 

Desde otra perspectiva psicológica, Jean Liedloff ha aportado el concepto de continuum, como la idea de que para lograr el desarrollo físico, mental y emocional óptimos, los seres humanos –especialmente los niños– requieren el tipo de experiencia a la que nuestra especie se ha adaptado durante el largo proceso de su evolución. En otras palabras, que se pueda favorecer la vivencia de procesos, tales como:

 

·         Establecer constante contacto físico con la madre (u otro cuidador familiar o no familiar, según sea necesario) desde el nacimiento.

·         Dormir en la cama de sus padres, en constante contacto físico, y hasta que la abandone por voluntad propia (a menudo cerca de los dos años de edad); esta práctica recomendada por Leidloff, es muy controvertida.

Hay muchos psicólogos que se oponen a ella y proponen que en todo caso la cuna esté en el cuarto de los padres, pero que el bebé duerma solo, pues como se corrobora en multitud de casos clínicos con adolescentes y adultos, el hecho de que se comparta la cama con los menores, produce una erotización insana padres-hijos que alienta lo que se conoce como la dinámica del incesto.

·         Mantener la lactancia materna "en el momento justo", en respuesta a las señales de su propio cuerpo.

·         Ser constantemente llevado en brazos o en contacto con alguien, normalmente su madre, hasta que el niño comienza a arrastrarse, gatear por su cuenta o impulso, por lo general en seis a ocho meses.

·         Que los cuidadores respondan inmediatamente a las señales (retorcimientos, llanto, etcétera del niño), sin emitir juicio, disgusto, o la invalidación de sus necesidades; de la misma manera sin mostrar preocupación verbal excesiva, nerviosa, que trate involuntaria o voluntariamente de convertir al bebé en el centro permanente de atención.

·         Sentir (y satisfacer) sus expectativas de que él es innatamente social y cooperativo por sus fuertes instintos de auto preservación, y que es bienvenido y digno

En contraste con estas recomendaciones favorecedoras al establecimiento del continuum, un bebé sujeto al parto occidental moderno y las prácticas de cuidado infantil en guarderías, tenderían a padecer:

·         Separación traumática de su madre al nacer, debido a la intervención médica y la colocación en las salas de maternidad, aislado, salvo por el sonido de otros recién nacidos, llorando, con la mayoría de los bebés varones aún traumatizados por la cirugía de circuncisión médicamente innecesaria.

·         En casa, durmiendo solo y aislado, a menudo después de que se le ha dejado llorar largamente, esto es, "llorar al sueño".

·         Alimentación programada, con sus impulsos naturales a menudo ignorados o "pacificados".

·         Excluido y separado de las actividades normales del adulto, relegado durante horas y horas a un vivero, la cuna o el corral donde es inadecuadamente estimulado por juguetes y otros objetos inanimados.

·         Los cuidadores a menudo ignoran, desalientan, desprecian o incluso castigan al bebé cuando llora o de alguna manera manifiesta sus necesidades, o bien respondiendo con excesiva preocupación y ansiedad, convirtiéndose en el centro de la atención.

·         De detección (y conforme a) las expectativas de sus cuidadores  que consideran que el bebé es incapaz de auto-preservación, y de que por el contrario es antisocial por naturaleza y no puede aprender el comportamiento correcto sin estrictos controles, amenazas y una serie de "técnicas educativas" que minan su exquisitamente evolucionado proceso de aprendizaje.

 

 



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